Soplen fuerte para generar un viento que no deje que se eclipsen los recuerdos
Traigo leña para que no muera un fuego que no quiere contemplarnos como ciegos

Pareciera que no ha servido de nada.
Sólo hay padres que no pierden la esperanza
De acabar la impunidad que es promotora
De una rabia que no da misericordia

Prometí que no iba a llorar, y fallé. Tengo que reconocer que el tema Cromañón siempre me pareció algo imperdonable, inolvidable, pero siempre tan lejano porque no me tocó a mí. Quizás, siempre fui egoísta, ya lo sé, pero las lágrimas escapan de mis ojos este año sabiendo que vos deberías estar entre nosotros, sabiendo que al mundo se le privaron esas risas que nos son contadas como fábulas por tu hermano, sabiendo que vos serías uno más de este grupo maravilloso que me tocó conocer, sabiendo que quizás vos deberías estar sentado en aquella silla del rincón que siempre queda vacía, sabiendo que desde ya hace 7 años faltas en la mesa. Quiero que sepas que no intento ocupar tu lugar, tu hermano fue, es y será por siempre tuyo. Quiero, además, decirte que no te olvida y que ninguno de nosotros lo hará jamás, porque sos marca permanente de todo aquello que queremos cambiar, una realidad que se hizo vocación, sos una historia sin final por culpa de la negligencia de unos pocos. Los 8 daríamos nuestro escepticismo con tal de que nos devuelvan tus sonrisas espontáneas, incluso aquellos que no te conocimos, porque ya sos tan parte nuestra como lo es tu vieja y el llanto que se derramó aquel 30/12/04, día que nosotros consideramos una masacre. Desde entonces tu foto en aquella habitación recuerda que siempre hay razones para luchar, incluso cuando todo parece perdido. 

Una revolución sin baile no vale la pena

"Buenas tardes, Londres. Permitid primero que me disculpe por esta interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonia. A mi me gusta tanto como a vosotros. Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado, normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional, he pensado que podriamos celebrar este 5 de noviembre, un dia que ya nadie lamentablemente recuerda, tomándonos cinco minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco. Y claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que en este momento estarán dando ordenes por teléfono y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? Porque mientras que pueda utilizarse la fuerza, ¿para qué el diálogo?.

Sin embargo, las palabras siempre conservaran su poder, las palabras hace posible que algo tome significado y si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es que en este país algo va muy mal, ¿no?. Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Antes teníais libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensábais, ahora tenéis censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos.

¿Como ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente unos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas. Pero la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, solo tenéis que miraros al espejo. Sé porque lo hicisteis, sé que teníais miedo. Y quien no. ¿Guerras, terror, enfermedades? Habia una plaga de enfermedades que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El terror pudo con vosotros y presas del pánico, acudisteis al actual líder, Adam Sutler. Os prometió orden, os prometió paz y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.

Anoche intente poner fin a ese silencio. Anoche destruí el Old Bailey para recordar a este país lo que ha olvidado. Hace mas de 400 años, un gran ciudadano deseo que el 5 de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo mas que palabras. Son metas alcanzables. Así que si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este gobierno entonces os sugiero que permitáis que el 5 de noviembre pase sin pena ni gloria. Pero si veis lo que yo veo, si sentís lo que yo siento y si perseguís lo que yo persigo, entonces os pido que os unáis a mí, dentro de un año, ante las puertas del Parlamento, y juntos, les haremos vivir un 5 de noviembre, que jamás, jamás, nadie olvidará."

V

Se suprimen derechos en Norte América, se roba a la gente en Europa, se sostiene la corrupción en Latinoamérica, se fomenta la esclavización en Asia, se refugian del miedo en África. Unos pocos apretan la mano y muchos otros la sienten en las bolas. Entre el aroma a pasto húmedo, cielo de tormenta y la pólvora en el aire, se distingue un olor a revolución. Basta de callar esas palabras, es momento de alzar los puños al aire. Porque él era yo, era vos, era los nenes que murieron en Argentina, los asesinados en Estados Unidos, la verdad que lucha por salir de entre tanta mentira. Él no era nadie, pero todos eramos él. Por separados, somos individuos, pero juntos somos ideas. Y las ideas son a prueba de balas, Sr. Creedy.

Palabras vacían que nunca acariciaran corazones

El otro día pasé por la puerta del salón donde hace ya tiempo sacaban una foto mía, saltando en el aire y aplaudiendo eufóricamente, ese lugar donde la paz dió con mi suerte obnubilada. Fue solamente un instante, unos segundos que se desvanecieron en un jamás, pero fue y con eso me bastó. Me bastó para que mi mente se lanzara en un viaje lejos de mi ser, hacia un ya lejano 28 de Agosto de 2010, una noche de luz y sonrisas. Noche de fiesta, noche de alegría, noche de felicidad que comenzó a borrarse con más fuerza cada vez. Y es que cada día me resulta todo tan lejano de existir y de haber existido: cuatro meses después de eso, felicidad y amor incondicional había nacido, promesas de amistad y de nunca olvidar, promesas que murieron como la noche al ver el día nacer; vimos juntos marchitarse la flor de un amor y dejaste regar las plantas de tu vida con mis intentos, porque por unos meses convocaste a mis talentos y de tu rostro desprendieron risas (y de tu corazón brotó amor) que se hicieron manjar; porque nuestra existencia ya se había hecho una sola y la felicidad mutua escapaba a lo real. Pero el tiempo corrió y el viento sopló, viento que se convirtió en temporal y tormenta que nos separó, camino que se hizo dos, amor y amistad que desapareció. Un buen día lo entendí, que nunca debimos querernos tanto, que eramos agua y aceite, que abandonar antes (o quizá nunca haber jugado) hubiese sido mejor que perder por default. Que difamamos y batallamos de forma incoherente, porque llegamos a necesitarnos, porque sufrí en carne propia lo suicida de amputarme el sol, porque muero por gritarle al mundo 'te extraño' y que lo sepas, susurrarte al oído porque vos te ganaste el título de Mi Mundo. El semáforo cambia de rojo a verde, como el día en noche, y ese blanco edificio queda atrás junto a mi mirada, hasta que se pierde. Bajo mis ojos, pero sin mirar (porque ya no veía), siento que mis manos se encontraban en un intento por simular lo que sería volver a tomar la tuya algún día y sonrío, sonrisa que queda en un recuerdo, recuerdo que se plasma en palabras, palabras que mueren en la nada.


No le temo a los demonios
No le creo 
a ningún dios
Mi única fe

sos vos
Y por las noches puedo sentir su calor, su dulce magia me hace perder la razón
Y de mis sueños creo que un día escapó para esconderse dentro de mi corazón

I went to bed
I was thinking
About you
I ain’t the same
Since I’m living
Without you
All the memories are
getting’ colder
All the things that
I wanna do over


Esta semana definitivamente no fue la mía: se me rompió la compu, me enfermé, mis notas sufrieron una depresión peor que la bolsa en el 30... Pero no, no escribo por eso. No escribo para decirte lo contento que me pone volver a conectarme, no escribo para decirte que estoy mejor, no escribo para decirte nada. No escribo para vos. Escribo por los que pasaron en el medio: escribo para Luli, escribo para Monti, escribo para Tati, escribo para Kenji y para Marco. Escribo para decir que me decidí a desbloquearte. Escribo para decir que no te odio. Escribo para decir que no te olvido. Escribo para que el mundo sepa que el martes no fue plena coincidencia que haya compartido esas 4 cuadras con vos, definitivamente no. El martes fue lo que fue por el hecho de que no hago Gimnasia. No, no es una forreada, es enserio, todo por culpa de Monti y su charla. Todo porque el sábado a la noche Luli y una charla de la vida me puso del orto y no me dejó dormir. Todo porque hace meses Tati me lo resumió todo en tres simples palabras: son unos pelotudos. No me importa, al fin y al cabo, creo que siempre lo supe: te extraño. Pero ya no importa nada, ya no hay una ruptura entre nosotros, yo creé, arranqué y coloqué entre nosotros al mismísimo Averno, con Hades, Cancerbero y la Parca en el. No hay vuelta atrás, eso está claro. Pero no te deseo lo peor, todo lo contrario de hecho, espero que seas feliz, que no te lamentes por un pasado sin sentido, apuntá al futuro que elegiste y dale para adelante. No quiero que llores, no quiero que estés triste, no quiero saberte mal. Siempre te dije para mí eras la madrina de mis hijos y que siempre me ibas a tener, y eso no lo cambia nada, ni siquiera el hecho de que no haya palabras entre nosotros. Cada comentario tonto que hacía no era porque Kenji lo entendiera, era para escuchar tu risa, esa risa que tanto extrañaba. Esos ojos que se clavaron en el suelo y no se despegaron de ahí, quizá por tristeza, quizá por enojo, pero ahí estaban. Un par de palabras apagadas que no llegué a escuchar, pero dudo que hayan sido para mí. No, ya no hay nada tuyo para mí, porque ya no tengo nada para vos. Te di mi vida, me diste la tuya, nos dimos peleas, te di mi indiferencia, me diste tu odio, te di arrepentimiento, me diste amor, nos dimos muerte. Extraño ciclo de la vida el nuestro, pero bueno. Ya no te quiero, pero te amo. Ya no te amo, pero te extraño. Ya no te extraño, pero te quiero. Maldito círculo vicioso de mi orgullo. Me odio, me detesto y me doy asco. Tonto, tonto yo... 

Aullidos sordos en mi cabeza

Que van haciendo ruido de a poco
En parte son por tristeza
En parte quizá esté loco

Por haberte perdido
Por haberme dejado perder
Por haberte vencido
Por haber decidido no volver

Gritos en silencio
Que me recuerdan lo que soy
No permitirán que olvide


Ayer, mañana u hoy







No presiento más, no tengo armonía, no percibo si no estás, no comprendo qué me falta todavía, no sé si pueda esperar, sólo me queda una triste melodía y no la quiero cantar
No tengo ni un atisbo de palabra para decirte todo lo que te quiero 
¿Qué podría decirte, que no sea un enorme 'gracias'?

Doblando a la Derecha - Radio nocturna

Acá  suena la mejor radio adolescente del país. ¿Te la vas a perder? Estate atento a las publicaciones vía Twitter y Facebook para enterarte de la transmisión y escuchá la radio nocturna más completa. Ya en nuestra primera transmisión conseguimos 35 oyentes y todavía vamos por más. Mientras tanto, así sonaba nuestro primer corte musical
MGMT - Electric Feel

Gracias, nada más que decir

"La cantidad de momentos y momentos vividos en mis cortos 15, casi 16 años, que atravesaron mi mente buscando las fotos para agregar a la nota me resultan incontables. Y es que esto que nos parece tanto tiempo, no es nada en comparación a los que nos falta. Con algunos 15, con otros 10, con otros 8 y con algunos simplemente 3 años, todos aquellos que puedan llegar a leer ésta nota, son esos a los que le pertenece un fragmento de corazón mío. A todos les agradezco por cada vez que me fue posible arrancarles una sonrisa en su cara, una carcajada en su alma y un abrazo al corazón, por cada vez que me hicieron ver que ,después de todo, la vida puede llegar algún sentido, por haberme dejado alegrarlos en algún día lluvioso, por haberme permitido estar al lado suyo cuando ya no aguantaron las lágrimas, esos tristes días cuando mueren los ángeles. Gracias por haberme mostrado, sin saberlo, que lo mío no es falta de corazón, sino una muy grande distribución del propio en los de ustedes, gracias a vos, mi pelicorto gris, por haberme enseñado lo que es la fidelidad y enseñarme a sonreír cuando las personas que tenes al lado son las que te hacen feliz sin importar las heridas pasadas, gracias a vos petacón, que me enseñaste a dejar el corazón cuando lo que hacemos nos importa de verdad, gracias a vos abuelo, que me enseñaste a olvidar los llantos con la magia de la risa, gracias a vos, Groncho querido, por la inspiración que le pasas a mi amigo todos los días, mi medio hermano. Gracias a todos los que no podrán leer esta nota y aún así forman parte de ella. Gracias a todos los que me sacaron una sonrisa alguna vez, enseñándome a hacerlo por mi cuenta, y gracias a todos los que me dejaron arrancársela a ellos. Gracias a todos por guardar para siempre una parte de mí. Gracias a todos ustedes, mis amigos, por aplacar uno de los que fue mi miedo más profundo: el olvido. Por lo pronto, yo les prometo que mientras tenga aliento, voy a estar esperando en su esquina entre rounds para darles aliento, y que en mi propia pelea, voy a llegar a puntaje aunque sea lo más difícil del mundo. Muchos creerían que con tantas caídas en los primeros rounds es imposible levantarse, pero mientras tenga público, tengo más que razones para volver a pararme. Gracias por ser un templo a las segundas oportunidades.

Los ama, forever & ever

El Chino"

Así rezaba una nota en Facebook hace exactamente un año. Y no, nada cambio, salvo los números a los que sumé uno por los 365 días que corrieron ya. Pero, así como los días mueren y nos dejan solo memorias, estoy más que seguro de que mi amor por ustedes, mis amigos, guardias de mi alma y dueños de mi querer, crece a la par que se expande el Universo. A la mierda con todo, mientras tengamos amigos, ¿qué importa lo demás? Si estamos juntos, ¿qué importa el mundo?

 I open at the close




Una frase tan simple y concisa como genial. Pensar que durante 10 años nos mantuvo tan atrapados, cautivados, obligados a repasarla una vez tras otra, esta es una de las sagas más geniales que he leído jamás. Si alguien buscara algún día dentro de muchos años mi cofre de recuerdos, definitivamente encontraría en el toda esta maravillosa serie de libros. Desde el principio supe que era un libro especial. Me acuerdo perfectamente como, en mi cumpleaños número seis, mi tía llegó a mi casa con un paquetito dentro de una bolsa. Me acuerdo de su peso sobre mi pequeña e infantil mano recibiendo con ansias mi regalo. Mi mente maquinaba a mil por hora: ¿qué sería? ¿Un juguete? ¿Algún juego? ¿Alguna novedad? Nunca se sabía con que podía llegar a salir mi tía. Me abalancé sobre el sillón más próximo y, con una velocidad propia de un tigre sobre su presa, arranqué el papel madera y el plástico que los envolvía: tres maravillosos, coloridos y pesados libros. El primero, de un color amarillento, se titulaba ‘Harry Potter y la Piedra Filosofal’ e incluía en su tapa la imagen de un niño volando sobre su escoba sobre un gran lago sobre el que descansaba un imponente castillo. Sin todavía entender demasiado, pasé al siguiente, de un color verdoso: este se titulaba ‘Harry Potter y la Cámara Secreta’ y tenía en su tapa la imagen del mismo chico, pero esta vez, con una espada en mano y frente a una gran serpiente esmeralda en lo que parecía ser un calabozo. Entendiendo ya un poco más, pasé al siguiente, uno naranja, que se titulaba ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkaban’ y , de vuelta, se observaba al muchacho, subido a alguna especie de animal volador, mezcla de pájaro y caballo, junto a una chica, montando juntos el aire de la noche. Lo coloqué detrás de los otros dos y me encontré devuelta con el libro amarillo. Lentamente levanté la mirada, busqué los ojos de mi tía y, casi con un esfuerzo anti-humano, esbocé una mezcla de lo que intentó ser un ‘gracias’, una sonrisa y un poco de incredulidad. Mi tía me estaba regalando no un juguete, ni un juego, ni un CD de música, sino unos libros. Los días pasaron y los libros descansaban en el mismo lugar donde vieron la luz de mi hogar por primera vez, mientras el interés por ellos se iba evaporando. Pronto, el recuerdo de su existencia desapareció y mi vida continuó su ritmo normal. Sin embargo, con la combinación perfecta de la curiosidad infantil, una noche de tormenta y la incapacidad de conciliar el sueño, casi como si el Destino hubiese buscado ponerlos devuelta en mis manos, me dispuse a abrir el libro de color del sol, sin la más mínima intención de terminarlo. Rápidamente ojeé las páginas y, al no encontrar ni un solo dibujo, empecé a leer a regañadientes. Rápidamente y sin darme cuenta, había terminado el primer capítulo. Ante mi imaginación ya era un ‘nene grande’, un chico que leía ‘otras cosas’ como les decía a mis amiguitos. Antes de que el mes llegara a su final, ya había devorado el primer libro y, con el hambre de un ávido lector, me dispuse a empezar el segundo. Ya conocía los personajes, sus historias, su porte… Pero todavía no entendía lo que había más allá de ellos. Me acuerdo que tuve que leer el libro verde dos veces para poder entenderlo, junto a un diccionario para complementar su vocablo. Me acuerdo que por momentos sentí el mismo miedo que sentía Harry, un muchacho de cabello negro, ojos verdes y corazón tibio, un protagonista excepcional, al enfrentarse a cada obstáculo. Automáticamente empecé el tercero, con un hambre de palabras increíble, una sagacidad inhumana y una voracidad incontrolable. En este caso, si bien me sorprendió la ausencia de ‘el malo’, como solía llamar a Voldemort, entendí rápidamente que este no podría ser el final. Aparecieron personajes nuevos e importantes, a pesar de que yo aún no lo sabía. Y claro, uno nunca sabe la importancia que las personas pueden llegar a tener en su vida. Al terminarlo, ansiaba más: hambriento de palabras, asalté a mi tía con incesantes preguntas sobre la procedencia de estos libros. Tras otro año de dura espera, llegó mi octavo cumpleaños y, con él, un libro nuevo: éste era de un color violeta, titulado ‘Harry Potter y el Cáliz de Fuego’ y representaba en su tapa a Harry con un huevo dorado bajo su brazo, un carruaje tirado por caballos alados en el fondo y el castillo más allá. Casi instantáneamente lo abrí y empecé a devorar palabra tras palabra. Tuve miedo, ira, tristeza, impotencia, nervios y, lo más importante, comprendí lo que es ser incomprendido. Una triste despedida a Cedric, un temor por el regreso del Señor Tenebroso y una historia genial desde el mismo principio hasta la última de sus palabras. Luego, fueron dos los años que tuve que esperar, pero al fin, en mi décimo cumpleaños, llegó revestido de un azul oscuro titulado ‘Harry Potter y la Orden del Fénix’ sobre el que se apreciaba a un Harry más grande huyendo de quien supiese qué peligros. Valga aclarar que, con el pasar de los años, los libros fueron cada vez más grandes, sin embargo, este quinto libro se fue de tema: ante la sorpresa de su anchor, lo abrí y me dirigí a la última página para ver la numeración y me encontré con un tenebroso ‘893’. Pero a ojo firme y voluntad inquebrantable, logré terminarlo. Éste libro aclaraba muchos temas del pasado, hilando fino en las vidas de los personajes y armando una trama compleja, única y mágica, tanto como el mundo que plasmaba en mi imaginación. Séptimo grado llegó y con el, mis doce años, ergo: un libro nuevo. Recién sacado de la pluma de la autora, no hacía mucho que había salido en inglés y  recién traducido, tuve en mis manos la copia de un libro cuyo formato cambió los anteriores: negro totalmente, con la imagen de un Harry casi adulto en un lugar oscuro, con un ápice de ‘Lumos’ en la punta de su varita y un demacrado Dumbledore a su espalda. Es hoy día que no puedo decir qué habrá pasado con ese libro: solo una vez pude leerlo antes de que misteriosamente se desvaneciera en el aire de mi casa, algún día que ordenamos las cosas de mi habitación, mi guarida. Pero esa única vez fue suficiente: sabía ya que el final estaba cerca, Dumbledore ya no estaba entre los mortales, Snape cada vez más paradójico y la oscuridad del Innombrable cada vez más presente; si, lo sabía, el final era inminente. Y, al final, ya no recuerdo bien cuando, un gran y emocionante cumpleaños llegó a su fin con un libro completamente blanco en el que se ve una figura encapuchada frente a un Harry de expresión valiente y decidida, separados por un fuego. Para un lector de la saga como yo no había mucho que pensar: Voldemort y Harry se enfrentarían frente a frente, sin excepción. Como decía la profecía: 
ninguno de los dos podrá vivir mientras el otro sobreviva
Y ahora, después de diez años de magia, ha concluido en la gran pantalla en forma de una obra maestra, un final digno de una saga como esta. Un final digno para diez años que me convirtieron en lo que soy: un lector voraz de libros, un escritor empedernido, un poeta silencioso, un compositor escondido y, por sobre todas las cosas, una persona con tanta locura y tamaño aprecio a la gente como el mismísimo Hogwarts. Hoy, Harry Potter llega a un final espectacular. Pero, para aquellos que tanto tiempo disfrutamos de su lectura, de sus películas, de su mundo, esta saga vivirá para siempre en nuestro ser. Hoy sé que, sin importar nada, mientras tengamos amigos en nuestro entorno, capaces de respaldarnos siempre, somos capaces de cargar contra el mundo. Hoy sé, y no titubeo en decirlo, que yo seré una de esas personas, alguien que siempre respalde a sus amigos. Hoy terminó Harry Potter como proyecto en la gran pantalla, pero hoy también comenzó un mundo con un flaco más dispuesto a todo por los que clamen su nombre. Por ahora, todo lo que me queda por decir es:
                           “travesura realizada"
Your magic white rabbit
Has left it's writing on the wall
We follow like Alice

And just keep diving down the hole






Is it the way that you talk
That's causing me to freak
Is it the way that you laugh
That's making my heart beat
Is it the way that you kiss
It's gotta be the way that you taste

You're such a gorgeous nightmare
Old habits never seem to go away
You make me feel brand new  
We resurrect, It's like I've come back to life


Soy lo peor que te pasó, soy tu pesadilla hecha canción, soy el príncipe y la bestia, bailando un vals con tu tonto corazón